Uno de los lugares más especiales
en la vida de Antonio Ramírez es sin duda el Teatro Cervantes de Málaga. Llegó
a él cuando a apenas tenía quince años, recomendado por su abuela Ramira, para
que el dueño le dejara trabajar en algo. Así, comenzó limpiando las butacas a
cambio de un bocadillo al día. Pero pasaron los años, y Antonio permaneció bajo
el fresco de aquel espectacular patio de butacas. Ascendió a portero y por
último a acomodador, labor que desempeñaría hasta el momento de su jubilación.
En aquel mágico teatro, Antonio tuvo la suerte de conocer a Paquita, a la postre su esposa y madre de sus dos hijos. Si bien el Cervantes era su lugar de trabajo, a Antonio le parecía un regalo el poder pasear por sus rojizas moquetas durante horas, respirando el aroma a maquillaje de los intérpretes. Gracias a su puesto de trabajo había visto obras teatrales increíbles y, lo que más apreciaba Antonio, en aquel lugar había nacido su afición a las murgas de Carnaval.
¿Por qué no llevas a Antonio a dar un nuevo paseo por el teatro Cervantes? Seguro que la visita le trae muchos recuerdos felices.
Pincha en la imagen para acceder a la visita virtual:
En aquel mágico teatro, Antonio tuvo la suerte de conocer a Paquita, a la postre su esposa y madre de sus dos hijos. Si bien el Cervantes era su lugar de trabajo, a Antonio le parecía un regalo el poder pasear por sus rojizas moquetas durante horas, respirando el aroma a maquillaje de los intérpretes. Gracias a su puesto de trabajo había visto obras teatrales increíbles y, lo que más apreciaba Antonio, en aquel lugar había nacido su afición a las murgas de Carnaval.
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