Lo cierto es que a Antonio Ramírez le tocó vivir una época difícil en España: la de la posguerra. Y más aún en Andalucía, donde la pobreza se adueñaba de los pueblos y ciudades. Una miseria de la que la región comenzaría a salir tras muchos años de lucha. Antonio, por tanto, no tuvo el privilegio de poder ir a la escuela. Desde muy joven tuvo que emigrar de Jaén a Málaga, debido a las penurias económicas que pasaban sus padres, aunque nunca le faltón el pan gracias a su abuela Ramira. Allí, siendo aún un adolescente, comenzó a trabajar en el Teatro Cervantes, y ya no abandonaría su puesto hasta el día de su jubilación.
Tuvo, sin embargo, la suerte de conocer a Paquita, su esposa, una mujer que cosía desde pequeña pero que sabía leer y escribir. Ella le transmitió sus escasos conocimientos culturales cual maestra de escuela. Y gracias a las clases de Paquita, Antonio aprendió a leer, aficionándose a las novelas españolas. Pasaron así ante sus ojos historias como la de 'La sombrea del Ciprés es alargada' de Miguel Delibes, 'Nada', de Carme Laforet o 'Entre visillos', de Carmen Martín Gaite.
Sus numerosas lecturas convirtieron a Antonio en un tipo culto, capaz de mantener una conversación de altura con cualquiera de los clientes del teatro. Gracias a su amistad con Joaquín, Antonio también estaba siempre, y está, informado de la actualidad de su ciudad y del país en general.
Tuvo, sin embargo, la suerte de conocer a Paquita, su esposa, una mujer que cosía desde pequeña pero que sabía leer y escribir. Ella le transmitió sus escasos conocimientos culturales cual maestra de escuela. Y gracias a las clases de Paquita, Antonio aprendió a leer, aficionándose a las novelas españolas. Pasaron así ante sus ojos historias como la de 'La sombrea del Ciprés es alargada' de Miguel Delibes, 'Nada', de Carme Laforet o 'Entre visillos', de Carmen Martín Gaite.
Sus numerosas lecturas convirtieron a Antonio en un tipo culto, capaz de mantener una conversación de altura con cualquiera de los clientes del teatro. Gracias a su amistad con Joaquín, Antonio también estaba siempre, y está, informado de la actualidad de su ciudad y del país en general.
Ya de mayor, Antonio se atrevió incluso a escribir literatura, dedicándole algunos versos de amor a su mujer: