Al pinchar en esta imagen, has logrado activar un recuerdo lejano en la memoria de Antonio Ramírez. Ni más ni menos, su mente se ha trasladado hasta su más tierna infancia, allá por los años cuarenta del siglo veinte.
Para Antonio, los días de pisto eran mágicos. No sólo por comer con su familia aquel delicioso alimento, tan carente en los duros años de la posguerra, sino porque los días de pisto eran los jueves, en los que se disputaba la liguilla de fútbol del colegio. Antonio se reunía así con sus amigos para jugar, pasando una tarde en grande.
Pinchando en la siguiente imagen puedes acceder a la receta del pisto de la abuela Ramira. Puede servirte para ayudar a personas como Antonio:
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