MURGAS DE CARNAVAL

Antonio es un gran aficionado de las murgas de Carnaval. De jovenzuelo, siempre acudía al concurso de agrupaciones que se celebraba en el Teatro Cervantes, donde acabaría trabajando la mayor parte de su vida. Aquellos señores disfrazados, cantando coplillas críticas y con mucho humor le fascinaban. Incluso estuvo a punto de salir en una murga que se formó en su barrio. Pero finalmente, Antonio descubrió que no valía para actuar y se limitó a verlas desde el patio de butacas. 

Cuando el concurso se trasladó al Teatro Alameda, Antonio perdió el contacto con el mundo de las murgas malagueñas, y comenzó a interesarse por las chirigotas y comparsas de Cádiz, de donde habían surgido las demás. Antonio cree que las agrupaciones gaditanas tienen mayor nivel artístico que las de su ciudad. Algunas de ellas, le han dedicado letras a personas con su enfermedad.





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