UN HOMBRE DE IDEALES



Durante sus años de madurez, Antonio Ramírez fue un hombre comprometido. Nunca tuvo estudios importantes; se culturizó a base de libros y de las obras que presenciaba durante su trabajo. Sin embargo, sus ideales siempre fueron férreos y sólo los ha abandonado durante sus años de enfermedad, en los que ya la política le importa poco.

Antonio estaba del lado de los trabajadores, de los que quería una democracia con muchos derechos y con una Constitución emanada del pueblo. Fue un andalucista de pro, y aunque nunca militó en ningún partido político, entes a los que veía inservibles para el progreso real de las personas, acudió a todas las manifestaciones que pudo durante la Transición Española.

Aún puede recordar, indagando en su atrofiada memoria, la manifestación del 4 de diciembre de 1977. Lo que iba a ser una fiesta del andalucismo, de la lucha por el Estatuto de Autonomía, se convirtió, al menos por las calles de Málaga, en una tragedia: mataron a José Manuel Caparrós, un chico con el que Antonio se había cruzado varias veces en el teatro. Recuerda incluso que al año siguiente, una murga gaditana (en Cádiz la llaman comparsas), dedicó una sentida letra a la víctima.

Ayude a recordar más detalles sobre aquella jornada a Antonio, mediante este vídeo: 




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