EL MÁLAGA CLUB DE FÚTBOL

Entre las muchas aficiones que Antonio Ramírez ha tenido en su vida, se encuentra la del fútbol. Y, más en concreto, la del Málaga Club de Fútbol. No se ha perdido un partido de su equipo en treinta años. Incluso los sigue disfrutando ahora, aunque ya no recuerde de qué color visten sus jugadores. 

Antonio fue socio del Málaga durante los años setenta, una de las mejores etapas del club. Todos los domingos acudía al estadio de La Rosaleda, una catedral para él, para apoyar al equipo de sus amores. Su esposa Paquita no le acompañaba, porque ella detestaba los insultos que algunos aficionados le dedicaban al árbitro. En su lugar, Antonio llevaba a Alberto, su hijo pequeño, que disfrutaba mucho junto a su padre.

Aunque había muchos buenos jugadores en el Málaga Club de Fútbol de aquella etapa, Antonio idolatraba a Humberto Viberti, cantando sus goles como si fuera lo último que haría en la vida. Aquel argentino le hacía vibrar cada vez que corría por la banda. Quizás este vídeo de Viberti y los suyos le ayude a recordar sus tardes de domingo junto a su hijo: 



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